Hay cosas
que van más allá de un cuelga tú, del no hablemos de ello, del pasar de página.
Hay cosas que pierden el sentido cuando no queremos dárselo, cuando ni siguiera
lo buscamos. Hay
cosas que dejan de existir cuando les cambiamos el nombre, cuando les
difuminamos la silueta y no sabemos si se trata de humo o de palabras… cosas
que vuelan sin haber aprendido a desplegar las alas.
Cansa tantísimo
darse la vuelta para no poder retroceder… para mirar atrás como quien pretende
encarcelar una imagen, creyendo al
cerebro capaz de no olvidar. Claro que olvida, todo se olvida… TODO, menos lo
que se enquista, lo que profundiza en cada neurona a modo de okupa emocional.
Que le jodan o que aprenda a etiquetar los recuerdos.
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